Las fotografías de Bobby Moore.
marzo 07, 2013
Damos paso a la palabra de Hugo Tassara, ex-entrenador chileno de fútbol, quien en 1978 nos brindó este fantástico texto en su libro <<Realidad y Fantasía del Fútbol Total>>. Pasen y lean.
Bobby More. |
Les ofrecemos una hermosa experiencia, en este apasionante
capítulo de jugar sin balón.
¿Conocen ustedes a Detmar Krammer?
Es un brillante técnico de fútbol, instructor de la FIFA, y
en estos instantes entrenador del Bayern Munich.
Cuando estuvo en Centro América, frecuentemente iba a
observar nuestros entrenamientos con los niños de la Escuela Nacional de la
Federación Costarricense de Fútbol. Muchas veces, en plena actividad, hacíamos sonar el pito
deteniendo una jugada. Entonces se acercaba presuroso y nos preguntaba:
-“¿Por qué has detenido el juego? Yo no he visto infracción
alguna.”
-“No ha sido falta-le replicábamos-, detuvimos el juego
justo cuando ese niño iba a recibir el balón para preguntarle cuántas jugadas
podría realizar en el momento de apoderarse de él.”
-“¿No cree Ud. que es bastante difícil esa tarea para un
niño?”.
-“Pues no tanto. Si gusta pregunta usted mismo.”
Y Detmar Krammer, entre incrédulo y sorprendido, hacía la
consulta. Y el chico, sin inmutarse, contestaba:
-“Tres, señor. Al recibir la pelota yo podría haber metido
una pelota larga a mi puntero derecho porque lo vi abierto y desmarcado. O
podría haber cambiada juego al lado izquierdo porque vi que se había corrido un
poco hacia atrás para recibir mi pase; o tal vez hubiera buscado el apoyo del
volante izquierdo que estaba cerquita de mí.”
-“¿Y cómo puedes darte cuenta de tantas cosas a la vez?”.
-“Bueno, practicamos esa idea todos los días. Nos enseñan
que estemos mirando permanentemente toda la cancha, con los ojos bien abiertos,
y que estemos pensando e imaginando lo
que haríamos con la pelota si en ese momento la recibiéramos, de manera que si
en realidad nos llega, ya sabemos que jugada hacer…”
¿Verdad que es una novedosa manera de enseñarle al niño a
jugar sin balón?
Otras veces, deteníamos el juego y preguntábamos en voz
alta: “¿Fue buena o mala jugada la que acaba de hacer Pedrito Matamoros?” y
surgían de inmediato cuatro o cinco versiones, producto de la capacidad de
análisis de los pequeños pupilos:
-“Mala señor. Entregó la pelota y se quedó estático en su
lugar…”
-“Corrió demasiado con la pelota a pesar de que tenía dos
compañeros muy cerca de él.”
-“No levantó la cabeza, señor. Pudo haber metido una bola
larga y no lo hizo.”
Este análisis hacían las delicias del destacado profesor
alemán.
Luego, en la tranquilidad de la noche, y junto a un buen
vaso de cerveza, Detmar Krammer comentaba: “¿No cree que le está exigiendo
demasiado a sus chicos? Apenas tienen entre 12 y 13 años…”
“Tiene que ser así.” Replicábamos. "El gran problema de estos
chicos costarricenses es que están aprendiendo conceptos futbolísticos que no
observan jamás en los paritdos de los jugadores adultos. En es este país, los
futbolistas de primera y segunda división, juegan diferente de lo que nosotros
estamos tratando de enseñar a los niños. Por eso la tarea es tan difícil.
Estamos nadando contra la corriente. Esa es la razón por la que les obligamos a
hacer el doble esfuerzo de analizar y pensar las jugadas que está ejecutando.”
-“Creo que es un método excelente”, acotaba el alemán.
-“Lo es, pero no es nuestro. Simplemente hemos adaptado las
ideas del genial Bobby Moore. La idea fundamental es el gran jugador inglés, y
a través de ella, estamos ensayando un método.”
Bobby More: “Tengo los cinco sentidos puestos en fotografiar el balón y los movimientos de mis compañeros, así anticipo cuál deberá ser mi propia jugada.” |
Uno de los grandes secretos de Bobby Moore, fue estar
“fotografiando” cada instante del partido. “Estoy tan concentrado – decía – que
tengo los cinco sentidos puestos en el balón y en las jugadas de mis
compañeros. Puede caerse el estadio a pedazos y yo no me daré cuenta de nada,
porque estoy imaginando o anticipando mi jugada próxima. Así, cuando recibo el
balón, cualquier movimiento me resulta fácil. Ese es mi gran secreto”…
El extraordinario jugador inglés, entre aplausos y varoniles
lágrimas, se despidió del fútbol a mediado de 1977. Su aporte a la renovación
del fútbol inglés fue notable. Aquellos técnicos y estudiosos del popular
deporte, que entienden que el éxito depende de la velocidad que podamos
imprimirle a una acción, entre que interceptamos un balón del rival y entre que
lleguemos a la portería, han despedido a Bobby Moore con infinito agradecimiento,
porque su estilo de juego creó muchas ideas admirables útiles en el desarrollo
del fútbol expedito, simple y veloz de hoy.
“Algunas de las cosas que logra con una de sus patadas –ha
dicho un crítico inglés- fascinan y dejan boquiabiertos. Repetidas veces
intercepta pases dirigidos a sus oponentes, pues ha leído su probable
trayectoria. Seguramente Moore aprendió de muy niño el arte de concentrarse,
para captar todo lo que pasaba en la cancha.”
Deliberadamente hemos incluido en este capítulo de jugar sin
balón, las maravillosas lecciones del astro británico. Tenía que ser así. Esa
virtud de concentrarse, de poner los cinco sentidos en el balón y en las
jugadas de sus compañeros, CUANDO EL BALÓN ESTÁ LEJOS, lo convierte en un
maestro de un vital y decisivo capítulo del fútbol.
Bobby More, jamás supo y jamás sabrá, que a miles de
kilómetros de distancia, una Escuela de Fútbol de Costa Rica a través de niños
de entre 12 y 14 años, repetían cada día, con unción y admiración su nombre.
Nosotros decimos con orgullo que experimentamos con sus ideas. Naturalmente las
adaptamos a las necesidades del grupo. Después de un año de aprendizaje,
combinando las lecciones de Bobby Moore con las ideas fundamentos o principios
de juego, logramos crearles en parte una buena mentalidad de juego. La Escuela
Nacional de Costa Rica hizo una gira a México jugando nueve partidos, de los cuales se
empataron dos y ganaron siete. Fueron una palpable demostración que las ideas
de Moore, pacientemente aplicadas, dieron jugosos dividendos.
Mucha gente en México se preguntaba: ¿Tanto ha cambiado el
fútbol costarricense que muestra tanta calidad? Y no era así. Los que habían
cambiado eran un puñado de sus hijos.
*Sobre el autor:
Hugo Tassara Olivares ha sido campeón con Colo-Colo en 1957 y 1963, así como entrenador de la Selección de Costa Rica en 1960. Además, fue pionero en la creación de escuelas de fútbol infantiles en países como Chile, Perú, Venezuela, Guatemala y Costa Rica.
El texto anterior es un fragmento de su libro Realidad y Fantasía del Fútbol Total. También ha sido autor de otros libros como Entrenamiento del niño futbolista y Guía práctica del Fútbol.
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