Si el antídoto para el ataque de posición y para el juego interior había funcionado contra el Barça, funcionaría contra el Bayern. Replegados, juntos y con muchas ayudas, con paciencia pero con esmero, y oportunistas. Para cazar al vuelo un momento, en un milisegundo, lo justo para salir en tromba y hacer daño. Tanto como para ganar el primer partido de una eliminatoria.
El Real Madrid volvió a mostrar su cara B. La misma que pocos días antes le había hecho ser campeón de Copa.
Pasamos a analizar el partido entre el Real Madrid y el Bayern de Múnich perteneciente a la IDA de las SEMIFINALES de la UEFA Champions League.
1. Alineaciones y cronología del partido.
Ancelotti volvía a repetir el once del último partido, a excepción de la entrada de Cristiano Ronaldo en detrimento de Bale, aquejado por un proceso gripal y que sólo disputaría los minutos finales.
Por su parte, Pep Guardiola contaba con toda su artillería. Metió a Schweinsteiger y a Kroos, y dejó en el banquillo a hombres como Müller o Götze. Un centro del campo poderoso, posiblemente previsor del ataque directo del Real Madrid, y del contraataque blanco.
El partido comenzó con un ritmo frenético. El Bayern se apoderó del balón y durante los primeros minutos realizó un auténtico monólogo con el esférico, mientras los locales permanecían en su campo a la espera de una oportunidad. No tardó mucho en llegar, y en el minuto 18 se adelantaron gracias a un contraataque fantástico. 1-0 en el marcador, 1-0 en lo psicológico.
A partir de aquí el Real Madrid se mostró más incisivo, y tuvo algunas oportunidades más para ampliar la ventaja en el marcador.
La segunda parte nos mostró a un equipo blanco más protagonista con el balón. Sin grandes alardes pero con la sensación de querer. El Bayern siguió con su posesión estéril y nunca logró construir ocasiones claras de gol, exceptuando centros laterales y algún disparo de media distancia.
2. Análisis Táctico. Fase defensiva Real Madrid vs Fase Ofensiva Bayern de Múnich.
El Madrid volvió al 1-4-4-2 de la final de Copa. Formar un equipo muy corto y estrecho, sin apenas distancia inter e intralíneas. Achicar espacios para evitar el temido juego interior, y que el bayern de Múnich no pudiese frontalizar ataques frente a la línea defensiva.
Un delantero activo y el otro pasivo. Una primera línea de presión para que los iniciadores ofensivos germanos no gozasen de ventaja numérica en un primer avance.
Bloque medio-bajo zonal con fuertes referencias defensivas. Bascular a la zona de balón pero atento de los posibles receptores.
Isco y Di María, dos actores más. Modric y Alonso dirigiendo la obra.
Gran sistema de coberturas. El compañero siempre tiene la ayuda.
Primero evito que filtren balón en espacios interiores. Pero si lo hacen, achico y evito cualquier avance.
Importancia extrema de las vigilancias. Los centrales volvieron a bordarlo, y se ocuparon a la perfección de los rivales que flotaban a la espalda de los mediocentros.
Si hay una característica que define a la defensa del Real Madrid es la capacidad de comunicación del bloque. Son constantes los cambios de frente que realizan para asegurarse de que el enemigo no juegue cómodo. Cambios de marcas, ocupación de espacios vitales. Xabi Alonso destaca por encima del resto, pero es un ejercicio de cohesión grupal lo que posibilita el funcionamiento defensivo. Un 10 en este aspecto.
Sabía del peligro de determinados jugadores. Pese a que el objetivo pasaba por inhabilitar espacios interiores, conocía a la perfección los mecanismos ofensivos de los de Pep para sacar petróleo en banda. Aclarados para el 1x1 uno de los extremos y laterales. Triangulación grupal para facilitar profundidad. Todo estuvo bien tapado por la defensa madridista.
Cuanto más bajo se sitúa el bloque más efectivos se acumulan. Un bosque de piernas por donde el Bayern no supo orientarse.
A buen seguro que Guardiola había repasado una y otra vez la final de Copa que había disputado el Real Madrid unos días atrás. Se había percatado de la escasa movilidad ofensiva que mostró su ex-equipo, de la poca profundidad y sobre todo de la esteril posesión en zonas externas al entramado defensivo rival.
Mejoró lo anterior, colocó permanentemente a hombres que flotaran en los espacios libres ofrecidos por la defensa madridista. Siempre permitió amplitud total, ya fuese con extremo o lateral. Dejó a jugadores que continuamente fuesen y viniesen de espacios adelantados, mientras otros iniciaban frontal el ataque.
Tanto Ribéry como Schweinsteiger y Lahm, aparecieron siempre en los espacios interbloque del Real Madrid. Kroos apareció mucho más frontal, y por sus pies pasaban gran parte de los arranques ofensivos. Robben partía desde la banda para pasar a ocupar espacios interiores. Rafinha casi siempre permaneció fuera, mientras Álaba alternada espacios exteriores con interiores.
Creación de numerosas líneas ofensivas con el objetivo de evitar convertirse en un equipo plano. Máxima profundidad posible con apoyos escalonados esperando recibir un balón para girar y frontalizar.
Mayor libertad para los centrales, poco o nada tapados. El pressing blanco comenzaba con la siguiente línea. Ahí ya salía el primer defensor. En numerosas ocasiones Di María fue rebasado con facilidad en el 1x1. Salidas prematuras.
Quizás el inicio del ataque pasaba por sus centrales. Dante, con mejor conducción que Boateng, podría haber provocado a un defensor de la primera línea de 4. Para a partir de ahí soltar a hombre libre y empezar a encontrar superioridades numéricas. Sin embargo existían dos peros: el bloque defensivo se encontraba replegado, y la salida de un blanco podría no haber supuesto grandes ventajas espaciales. Y por otro lado, la posibilidad de una pérdida con un efectivo desubicado podría ser una trampa mortal.
Mandzukic tuvo un papel fundamental. Moverse por toda la línea defensiva, fijando continuamente rivales para el aprovechamiento de espacios por parte de sus compañeros. Todo menos un delantero referencia.
Su principal movimiento fue ocupar espacios exteriores, para que compañeros aparecieran por dentro. Ya fuese el poseedor o los posibles receptores.
El centro lateral fue una solución. Cuando el ataque no prosperaba con una fuera-dentro, los laterales muniqueses enviaban balón a área. Mandzukic era la referencia, aunque casi nunca pudo tener un remate limpio. Schweinstager era el hombre bala. Apareció desde segunda línea en busca de un gol que nunca se produjo.
3. El ataque madridista.
Volvió a lo que tanto éxito le dio. Contraataque fugaz, atacar espacios y acabar. Resultado: un gol. Quien sabe si el que le termine dando el paso a la ansiada final.
La transición defensiva del Bayern de Múnich no fue mala. Los laterales estaban desubicados, pero son los riesgos de tener esa fase ofensiva. El repliegue fue bueno. Velocidad para cerrar por dentro y perseguir a rivales. Pero una genialidad en 4 pases derrumba cualquier buena acción. Poco demérito muniqués, mucho mérito madridista. Opinión.
A continuación vemos algunos tramos de la segunda parte que antes referimos, y donde el Real Madrid tuvo una mayor posesión de balón.
Partido con dinámica esperada. Un protagonista contra un antagonista. Para muchos ganaron los "malos", los que renuncian al balón y vencen de otra manera. Opiniones a parte, nadie nunca decidió devolver un trofeo por cómo se ganó. Para gustos los colores, y en homenaje a un grande, "fútbol es fútbol".